lunes, 4 de agosto de 2008

"Todo lo que sube...

...tiene que seguir subiendo", dirían algunos. Y es que sube el paro y sube la inflación. Esos dos indicadores, que vienen a ser la piedra angular de los economistas, no dejan de subir y subir. Qué cosas. En los medios alicantinos -aunque extrapolable al resto del país- "se acusa" (esta palabra es muy mediática) a la industria y al turismo de no ser capaces de absorber los desempleados que provienen del sector de la construcción. De locos. Centrándonos en el turismo, se me ocurren a bote pronto tres razones por las que esta demanda de los medios parece improbable que suceda:
  1. La crisis no es únicamente de la construcción. Es una crisis de superproducción de ese sector, sí, pero también una crisis de confianza y de consumo en general (pérdida de poder adquisitivo). Es por tanto estructural, sistémica (véase el estado actual de las empresas financieras).
  2. Nuestros maduros sectores de la industria y el turismo deberían aspirar a poseer una mano de obra cualificada, más allá del precio de producto y del salario. La tendencia es disminuir la cantidad y aumentar la calidad, ya que por precio (y salario) cada vez somos menos competitivos.
  3. En el mejor de los casos, como ocurriera hace unos años a la inversa, los horarios, salarios y aspiraciones del trabajador del sector servicios o industrial deberían ser "mejores" que los ofrecidos hasta ahora por la construcción, cosa poco probable. La estacionalidad, trabajar los fines de semana o la precariedad de los contratos no ayuda en este sentido.

¿Y entonces? Veremos...

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