martes, 6 de julio de 2010

Moviendo muebles

Ahora que estoy en vísperas de mudar muebles, pues pienso en la crisis. Y es que, pese a lo manido del dichoso término, ir al Ikea puede resultar tan tedioso como escribir un nuevo post en pleno veranito. De mover muebles va la cosa.
Que la crisis es estructural es algo que pocos rebaten. Esto quiere decir que no es puntual, que no es particular, como el patio de mi casa. Tiene el don de la ubicuidad, está por doquier, es una cuestión más parecida a un virus que a una bacteria. La crisis cala, no salpica; se disuelve, no se mezcla. Pertenece a la semántica del ser, más que del estar.
En las capas de un sistema como el nuestro, no es raro, por tanto, que vaya permeabilizándose a través de todas las esferas: la económica, la social, la política, la cultural. También se filtra a través de los estratos, de las estructuras e instituciones que conforman nuestro crítico mundo, nuestro insólito país, nuestro nada particular patio de nuestra casa.
El salto al sector público aún está por venir. No será extraño que tras las fusiones de capitales privados (empresas, bancos) y semipúblicos (cajas de ahorro) vengan también las apremiadas fusiones, caídas, remodelaciones o absorciones de las instituciones públicas, incluidos ayuntamientos, diputaciones, universidades u organismos autónomos, sea cual sea su naturaleza jurídica. Ante la falta de recursos, las nuevas fórmulas basadas en ya clásicos planteamientos neoliberales sólo permiten la privatización de determinados servicios que no por públicos resultan precisamente eficientes (habrá unos que sí, habrá otros que no, como cantaba Sabina). Y aquí es donde todo el mundo tiene que agarrarse, que vienen curvas, y adaptarse hasta los 180 grados si fuera necesario, que lo será.
Decía el fundador de los jesuitas, Ignacio de Loyola, que en tiempos de tribulación es mejor no hacer mudanzas. Lo que parece claro es que si tenemos que quedarnos en la misma casa, con nuestro mismo patio, con menos recursos para los mismos (o para más personitas), tendremos que cambiar, al menos, la distribución.
Y todo el mundo sabe que es más fácil desmontar los muebles del Ikea…

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