miércoles, 14 de julio de 2010

Maná


"En el desierto, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón (...)
- Ojalá hubiéramos muerto a manos de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos ante las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos, pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.
Jehová dijo a Moisés:
- Mira, yo os haré llover pan del cielo (...).
Entonces dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel:
- En la tarde sabréis que Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto, y por la mañana veréis la gloria de Jehová, porque él ha oído vuestras murmuraciones contra Jehová; pues ¿qué somos nosotros para que murmuréis contra nosotros?
Y Moisés añadió:
- Jehová os dará por la tarde carne para comer, y por la mañana pan hasta saciaros, porque Jehová ha oído lo que habéis murmurado contra él; pues ¿qué somos nosotros? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová.

(Éx. 16, 1-8)



Cuenta el libro del Éxodo que tras enviarlos al desierto, Dios enviaba al pueblo de Israel todos los días excepto sábado un divino alimento desde los cielos. El maná tenía el sabor y la forma de aquello que uno más deseaba y se aparecía ante ellos como un milagro y muestra de inconmensurable cariño de la tutela del Ser superior al frágil hombre de a pie, que además andaba sumido en su terrible y difícil trayecto.

Popularmente y además del grupo musical, utilizamos esa misma palabra para nombrar aquello que nos es dado por obra y gracia del de arriba y que no requiere mayor esfuerzo que ser recolectado. Poner la mano y punto, creo que se dice. Durante los últimos años, han llegado a diferentes personas, empresas, organizaciones e instituciones de todo tipo un gran número de ayudas económicas por parte de organismos nacionales y supranacionales, como el archiconocido caso de los fondos europeos. Como el maná, llegaban a sus depositarios grandes cantidades, dirigidas normalmente para actividades que posteriormente deberían ser justificadas. Todo un goteo de remanentes, una lluvia de subvenciones, un flujo extracorpóreo de capitales e inversiones destinadas a obras y milagros con carácter más o menos público.

Hoy he hablado con uno de los funcionarios de Dios. Me ha dicho que se acabó casi todo el maná pero que hay mucho desierto que cruzar.

Apocalíptico, lo sé, pero no por ello menos cierto, me temo.

No hay comentarios:

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.