miércoles, 25 de marzo de 2009

Hable con el abuelo

Me doy cuenta, tras taitantos posts relacionados con la crisis, que por mucho que intente tener una perspectiva holista a cerca del fenómeno, contrastada, rigurosa, me queda en el rabillo del ojo el hecho de que ésta es sólo mi primera crisis, al menos en edad semiconsciente y laboral. Pasa lo mismo cuando a mi alrededor alguien habla con efusividad acerca de los cetmes y yo, que no tuve que hacer la mili, me veo envuelto por una extraña nostalgia irracional, caprichosa. Si bien, me da que ni la crisis ni la mili hubieran servido para curtirme mucho más de lo que estoy, si es que estoy algo curtido, y menos según el idealismo de un recuerdo que ni siquiera tuvo lugar.

A falta de crisis o milis de antaño, más allá de Google y el resto de oráculos, la experiencia contada en primera persona es una fuente que hay que recuperar, si alguna vez se quedó de lado. En otras palabras, las historias del abuelo. Y con abuelo me refiero al que anda por la calle o con el que compartes una sobremesa casual de lo más ilustrativa con medio chato de vino (esto sí que es chatear). Ése que habla con pasión de los primeros tractores que compartían lecho con las "bestias", mientras hoy la gente postula sobre las nuevas tecnologías. El abuelo que comparte sus idas y venidas en el trabajo desde algo más de hace medio siglo, mientras hoy los blogs hablan de precariedad laboral, los EREs, el subsidio por desempleo. Ése que se fue a la costa con la familia a hombros en el éxodo rural de los libros, mientras hoy la web 2.0 habla de mecanismos de recuperación del turismo de interior. El célebre Josep Mascaró, el abuelo Ángel, cualquier abuelo. Habla con el abuelo, me digo a mí mismo, con aquél lo suficientemente abuelo para llevar la mili hecha y la crisis, derecha.

1 comentario:

Adrián dijo...

Estoy totalmente deacuerdo contigo. En occidente, las personas mayores suelen estar en el saco de los marginados sociales por no ser ya "productivos". Sin embargo, en las culturas orientales pasa todo lo contrario, se valora muchísimo la experiencia de la gente mayor. Yo también creo que si les escuchásemos más tendríamos menos problemas de sentido común.

Un abrazo.

 
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