Perfiles arriesgados

Hace unos años, cuando me enfrentaba a mis primeras consultas a cerca de comercio exterior, pronto me di cuenta de que uno de los principales negocios fraudulentos pasaba por la supuesta búsqueda de inversores para una zona a desarrollar, como el caso de muchos países de África, estafas a menudo denunciadas por las propias embajadas extranjeras en estos países. El gancho fundamental del chollo-negocio estaría en que ese supuesto captador de recursos sería amigo o familia del jefe de Estado (monarca, presidente... ¡sultán!) y gracias a ese parentesco, obtendría información y posición provilegiada para implantar un negocio, digamos que de capital español. Con la aparición del correo electrónico, estos timos se multiplicaron, en cantidad y sofisticación, utilizando incluso el nombre y los canales de organismos intermediarios reconocibles por el posible "primo" (oficinas comerciales, cámaras de comercio) con el objeto además de "oficializar" el reclamo. Últimamente, no hace más que llegarme ofertas de trabajo o colaboración freelaance absolutamente inverosímiles, buscando supuestos partenariados o contratos para staff muy bien pagados y anunciadamente reconocidos. Vamos, todo lo que la realidad laboral nos haría pensar yendo por ejemplo a cualquier oficina del INEM.

Los tiempos cambian y con ellos los medios, aunque la picardía no tanto. Hace unos meses saltó la noticia del ingeniero informático marroquí que compareció ante un tribunal acusado de activar una cuenta en Facebook bajo el nombre del hermano del rey Mohammed VI. Supuestamente no fue cuestión de negocios sino que lo hizo sólo por amor, concretamente amor a ligar más. El informático alegó que no tenía nada en contra de la familia real, sólo quería ser más popular y que además "miles de personas han creado cuentas en Facebook y en otras redes sociales bajo los nombres de personas a las cuales admiran."

Moraleja para el de los donettes:

Es difícil diferenciar la verdad de la mentira y en Internet, más todavía.