lunes, 5 de octubre de 2009

El Aprendiz

Dijo uno que piensa que lo más bonito de la vida es no perder la capacidad de sorprenderse a pesar de los años. Qué verdad, y yo que creía que lo había visto todo en TV.
En tiempos de innovación empresarial, de nuevos paradigmas basados en la colaboración estratégica, en la perspectiva del Océano Azul, en las que los pececillos desarrollan estrategias de simbiosis en vez de canibalismo, aparece en pantalla un nuevo programa que a un publicista de formación como servidor -publicitario, dicen los puretas-, cuando lo prueba, le quema en los morros como un vaso de aceite hirviendo. Compartiendo horario con G20 de Risto Mejide (de quien me abstengo de hablar) se ha estrenado recientemente El Aprendiz, de La Sexta, el programa que dirige, abandera, iconiza, representa... "el empresario Luís Bassat", un frecuente entre los que estudiamos Publicidad y al que muchos conoceréis también por sus intentos repetidos de llegar a la presidencia del Barça. Es una adaptación del famoso programa de la NBC, The Apprentice de Donald Trump y que supuso la búsqueda desfasada del yuppie, como definiría brillantemente la revista Rolling Stones en 2004.
Este programa, digo, viene a mostrar justamente lo que no debe aplicarse en el mundo de los negocios de hoy día: un mundo de egos y narcisisimos insoportables tras el cual se esconden 'líderes' o aspirantes que deben dirigir al resto de compañeros haciendo primar el punto de vista personal, destacando, pisando. El resto, lo de siempre. Reality con un punto de telefilme y nominados y toda la flauta. "Estás despedido", repite hasta la saciedad señalando con su dedo un endiosado Bassat, en un país ansioso de recetas para más de 3.700.000 parados.
No sé qué pensaría el viejo David Ogilvy, el gurú cuya empresa homónima hizo socia el propio Bassat, de esta exhibición de competitividad tosca y esta apología de la vanidad en un mundo de negocios de laboratorio. Un show que pretende aleccionar a cerca de no sé qué valores en la gestión y el liderazgo empresarial. Ogilvy siempre se empeñó en demostrar la eficacia de la comunicación comercial de una forma rigurosa y cuantificable, fue el padre del marketing directo, del discurso, la información y los argumentos un defensor incansable de las estrategias win-to-win. Vamos, lo mismito que los títeres protagonistas de este circo del pupilo Bassat. Y la Sexta, dale que te dale. Ay omá.

4 comentarios:

Adrián dijo...

Estoy deacuerdo contigo al 100%. Como jóven empresario que lleva más de cinco años luchando a diario por abrirse camino en el mercado, no me veo reflejado en esa pandilla de prepotentes-chulo-playas-hijos-de-papa que tan elocuentemente has descrito.
Por cierto, echaba de menos leerte, así que no nos pegues estos sustos dejando de postear durante meses. :D

Rosanna Hernández dijo...

Hasta ahora había oído buenas críticas del programa este, pero ni con esas me dieron ganas de verlo. Sólo la primera imagen que dan "los aprendices" me echa para atrás y con cuatro cortes de promoción vistos se me quitan las ganas de dedicarle mi tiempo.

Está claro que, igual que vimos con el señor Villafañe en su día, el trabajo en equipo no llega a las altas esferas ;)

Un saludo

Jose F. Mancebo dijo...

Hola Adrián! No digo que lo que aparezca en TV tenga que ser representativo de nada, sólo que me repatea esa doctrina y visión del "joven emprendedor" como bien dices, que exhibe unos valores muy discutibles de empleados o autoempleados, como es tu caso. Si eso es un emprendedor o "líder", ¡yo soy el batería de los Bee Gees! Y gracias por los ánimos, I keep on running!

Jose F. Mancebo dijo...

Hola Ana R., muchas gracias por tu comentario.

La vanidad, los enfrentamientos torpes y supongo que los tiempos y reglas de la TV eclipsan cualquier atisbo propio de esa empresa ideal, la del capital humano, la tierra prometida de las oportunidades.

Se me acaban los calificativos pero yo diría que el intento de moraleja es cutre y "kitch", porque es que encima trata de ser elegante. Es como si vas a una panadería y pides una empanadilla de atún "con mucho know-how". Conceptos mal aplicados desde la pedantería, ¿no?... Supongo que eso pensará como poco la panadera, además de quedársele la cara como un cuadro, ahora que pienso.

 
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